En la cavidad bucal existen gran cantidad de bacterias y muchas veces pueden comportarse como patógenos. Luego del nacimiento, el Estreptococo viridans es un grupo de bacterias que comúnmente habita la cavidad bucal. Después, aparecen los Estafilococos aerobios, diplococos gram negativos, difteroides. Una vez establecida la dentición, se pueden observar espiroquetas anaerobias, Bacteroides, Fusubacterium.
En los adultos, especies tales como actinomicosis pueden encontrarse en amígdalas y encías. «Lo que puede ocurrir en el origen de una infección es que esta bacteria, producto de por ejemplo una periodontitis, ingrese a la sangre y ahí desencadene una afección mayor», asegura Rubilar de Seggio, prosecretaria de la Fundación Cardiológica Argentina.
Hay hipótesis ya establecidas que indican que las bacterias adheridas a los dientes promueven el desarrollo de lesión aterosclerótica y con ello aumentan el riesgo de precipitar eventos cardiovasculares.
«Cuando hay sangrado por enfermedades periodontales hay una gran movilización de factores inflamatorios, entre ellos bacterias y toxinas, que son capaces de movilizar una placa de ateroma (depósito de colesterol en la pared de una arteria) y de esta forma tapar totalmente una arteria coronaria», dice la especialista.